Abril 30 del 2006 – pm.
Título:  “Pobre del Terco”  Parte
2
Introducción:
     Podemos
resumir que todo lo que Dios tiene preparado para el Hombre, puede
desvanecerse, echarse a perder por una actitud enfermiza llamada
terquedad.  En el primer mensaje
hablabamos de todos los planes y de todos los deseos  que Dios tiene para nosotros, en ésta noche
lo que veremos es lo que se perderá por aferrarnos a la terquedad y que nos
prepararemos a pagar las consecuencias de vivir una vida obstinada.
            Veremos una pequeña lista de las cosas que el terco puede
deliberadamente perder.
1.- Un padre terco,
una padre que no quiere cambiar su vida:      
Lev. 26:21-22
Ø     Espero que nos importe perder o poner en peligro la vida
de nuestros hijos
Ø     Las drogas pueden arrebatar a nuestros hijos
Ø     El alcoholísmo puede arrebatar a nuestros hijos – Hna. Rosita
Ø     Noviazgos
no aceptados
Ø     Juegos violentos de television – programas de lucha libre
Ø     Deportes
etc.
Ø     La pérdida de nuestras pertenencias – EMBARGOS
Ø     Cuando la familia empieza a mutilarse
2.- La terquedad de
un viaje o un negocio que no luce nada bien:          
Lev. 26:23-26
Ø     Tratando de refugiarnos en algún otro lado
Ø     Cuando
emigramos
Ø     Cuando
no encontramos trabajo
Ø     Cuando todo el panorama es desolador
3.- La terquedad
nos conducirá a consumir lo de nuestros seres queridos:
Ø     Gastarnos el sueldo de los padres
Ø     Gastarnos lo que a nuestros hijos les pertenece
Ø     Gastarnos las vacaciones de nuestros hijos 
Ø     Gastarnos la ropa, medicina, comidad y estudios de
nuestros hijos
Ø     
Ø     Gastarnos lo que pudimos haberles dejado de herencia,
aunque a nosotros nuestros padres no nos hayan dejado nada.
Ø     Nosotros como creyentes estamos supuestos a ser mejores
padres, aunque nuestros padres no hayan sido Buenos con nosotros.
4.- Lo ultimo que
nos queda, es ser humillados en tierra de nuestros enemigos:
                                                                                                                        Lev. 26:39-41
Ø     La solución al problema es humillarnos ante Dios antes de
que Dios nos
Tenga
que humillar antes los hombres.
Ø     Si su problema es el orgullo, es bueno reconocerlo antes,
porque a ningún 
      Orgulloso le ha ido muy bien.
No se nos olvide que no
ganamos absolutamente nada con la terqueda, en cambio podemos perderlo todo o
aún lo poco que tenemos puede perderse por un momento de terquedad.