Sermón # 962

Miércoles 11 de Diciembre del 2013

Por Rev. Carlos Navarro – Pastor

 

Título:  “El Salmo 137”

Texto:  Salmo 137:1-6

 

Introducción:

 

     Qué cosas podrían causarle a usted un llanto irremediable?  Qué cosas podrían causar en su vida alguna tristeza que con nada se pueda reparar?

 

     Qué personas que usted conoce se alegrarían de su tristeza?  Qué personas que usted conoce se sintieran sumamente felíces porque a usted le ha llegado el infortunio?

 

      Bueno, cosas como éstas, sentimientos como éstos estaba viviendo el pueblo de Israel en los tiempo de su cautiverio en Babilonia.  No eran humillados solamente por sus captores sino que también por parientes cercanos como lo eran los Edomitas.  Los Edomitas eran los descendientes de Esaú, hermano de Jacob.  Fueron los descendientes de aquel que vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Se convirtieron en politeístas, en adoradores de muchos dioses.

 

      Los Edomitas no solamente permitieron, sino que facilitaron a los babilonios a que pudieran entrar y sitiar hasta incendiar Jerusalén.  Tuvieron en sus manos la oportunidad de defender al pueblo de Israel y no lo hicieron.  Dios no podía permitir que un pueblo como ellos pudieran prevalecer… y también les sucedió que fueron herederos de las maldiciones de Dios, pues Dios había dicho que El bendeciría a los que bendijeran al pueblo de Israel, y que llegaría a maldecir a quienes lo maldijeran.

 

Ezequiel 25:12-14 - Joel 3:19

 

     Todo éste cuadro panorámico debe de apreciarse para entender no solamente el desolamiento que vivían los judíos, el pueblo de Dios en tierras caldes, sino que también humillaciones, burlas, castigos y opresiones.

 

 

1.- Acordándonos de Sión:                        Salmo 137:1

·        Recordemonos de los estudios anteriores, que Sión era la capital religiosa, el centro de adoración y el sitio más importante para los judíos.

·        Allí se encuentra el Templo, allí estuvo el Arca del Pacto

·        Lo que ahora podría ser para nosotros los cristianos, nuestra Iglesia Local, lugar que Dios ha escogido para nosotros para que le podamos adorar y ministrar.

·        Ellos en el cautiverio, se recordaban de aquellos momentos lindos que vivieron

·        Se han de haber recordado de todas las veces que por años siempre visitaron con sus familiares a celebrar las fiestas que Dios les había dicho que celebraran.

·        Si algún día nos separamos… sería usted capáz de recordarnos?  De recordar todo lo que aquí vivió… sus fiestas… sus logros, etc.

·        El gran afecto que ellos tenían por la casa de Dios los hacía añorar todo y no buscaban refugio en sus propias casas que provisionalmente les habían dado los caldeos.

 

2.- Colgamos nuestras arpas:                Salmo 137:2-4

·        No escondieron las arpas, sino que las colgaron, para que pudieran tener siempre frente a sus ojos la memoria de que un día sirvieron a Dios.

·        Ojalá que algún día hagan lo mismo los que por un tiempo sirvieron a Dios.

·        Su Biblia, sus trajes, sus corbatas, los libros cristianos que algún día llegó a comprar, sus sobres de ofrenda que nunca llegó a usar y que ahora tiene que gastar más para mitigar su miseria espiritual.

·        No permitieron usar los instrumentos que un día usaron para Alabar a Dios y que sus escarnecedores y burladores querían que los entretuviran con música.

·        Sabían que esos instrumentos servirían única y exclusivamente para Adorar a Dios.

 

3.- Si me olvidare de tí:                          Salmo 137:5-6

·        Ellos decidieron voluntariamente hacer un trato solemne con Dios

·        Que si el día que ellos dejaran de alabar, bendecir y servir a Dios, se comprometían a que Dios tomara medidas Fuertes contra sus vidas

·        Que su mano derecha perdiera toda habilidad – Que su lengua se pegara a su paladar, eso significa ya no hablar, mucho menos cantar –

·        Habían tomado en serio que nada era de más alta estima para ellos, que nada ni nadie ocupaba un lugar preferente, en sus vidas como la casa de Dios.

·        La casa de Dios era el UNICO lugar en las vidas de ellos que era la causa de su total alegría.  1 Crónicas 29:3

 

NUNCA SE OLVIDE DE SU IGLESIA – NUNCA DEJE DE AMAR A SU IGLESIA!