Estudio Bíblico # 13

Iglesia Bautista West Brownsville

Mayo 3 del 2006

Por Rev. Carlos Navarro – Pastor

 

Título de la Serie:  Después del encuentro con Jesucristo”

Tema:  Bendición y Vida Eterna

Texto:  Juan 6:40-47

 

 

     Dios ha escogido a nuestra Iglesia como lo ha hecho con todas las iglesias que permitan dejarse favorecer con Bendición y Vida Eterna.  Me costaría mucho entender, que en cualquier parte del mundo hubiera alguien que forma parte de una Iglesia en particular y que no quiera que Dios bendiga a su Iglesia y la visite con la Vida Eterna por medio de la salvación de todos aquellos que a ese Iglesia lleguen o sean llevados por alguna persona en particular.  Esta noche veremos lo que Dios quiere hacer de nuestra Iglesia y la forma que quiere utilizar para favorecernos.  Nadie más que Dios sufre cuando en Israel se derrama sangre, nadie más que Dios  sufre cuando la Iglesia se fractura o se fragmenta o no hace Su Voluntad.

 

1.- Recibimos el favor de Dios cuando oramos UNIDOS -                                       Hechos 12:5

 

·        Dios no quiere que nadie de su pueblo sufra

·        Dios utiliza la sinceridad de un pueblo unido para sanar al quebrantado de corazón

·        Dios responde a la oración cuando nos ponemos de acuerdo -  Mateo 18:19

 

2.- Recibimos Bendición y Vida Eterna cuando ADORAMOS UNIDOS -               Salmo 133:1,3

 

·        Sería difícil creer que a ninguno de nosotros nos agrade que Dios nos bendiga y que

       traiga la Salvación a nuestros semejantes.

·        Adorar a Dios debe ser motivo de alegría para todos.

·        Dios quiere que su Iglesia viva de fiesta contínua    

·        El rey David lo experimentó – Salmo 122:1; 133:1,3

·        Los apóstoles lo vivieron también  - Lucas 24:50-52

 

3.- Recibimos Bendición cuando:                                                                                Juan 17:3

 

·        Participamos en la Obra Misionera

·        Orando por la salvación de otros

·        Sosteniendo la obra misionera a través de nuestra ofrendas cuando nosotros mismos

       no podemos ir, o no estamos en la condición de ir

·        Vamos nosotros mismos al frente de la batalla